martes, 6 de abril de 2010

HISTORIA DE LA P90

El 16 de abril de 1989, la OTAN publicó el documento D/296 con el requerimiento de arma de defensa personal que entrase en servicio para el año 2000.[1] Los calibres de pistola existentes, usados en pistolas y subfusiles, han ido incrementando su ineficacia frente a tropas equipadas con blindaje personal y chalecos antibalas, mientras que los fusiles de asalto que podrían perforar dicho blindaje, son demasiado pesados e incómodos para emplearlos en espacios cerrados, como el interior de edificios.
FN Herstal respondió a este requerimiento diseñando el subfusil Proyecto 90 y su munición antiblindaje SS190 de 5.7 × 28 mm.
La P90 entró en servicio el año 1994. Funciona por retroceso de masas con modos de fuego automático y semiautomático. Es completamente ambidiestra, con selector de fuego ambidiestro, empuñadura ergonómica y eyección de vainas hacia abajo. La P90 está diseñada con una novedosa configuración de tipo Bullpup, que presenta un cargador transparente de 50 cartuchos arriba del arma, paralelo al cañón (con las balas perpendiculares al cañón). La rampa circular abajo del cargador alinea cada bala con el cañón, este diseño hace a la P90 un arma muy compacta y maniobrable, y el cargador translúcido facilita la rápida comprobación de la munición disponible.
La P90 está construida principalmente en polímero, incluyendo el martillo y otros componentes relacionados. El uso de polímeros, como en el fusil de asalto Steyr AUG, hacen de la P90 un arma muy ligera con respecto a las fabricadas en metal.
El arma tiene muy poco retroceso, permitiendo gran precisión en fuego automático. El retroceso del cartucho 5.7 × 28 mm es aproximadamente la mitad del de 5.56 × 45 mm OTAN del M16 y la mayoría de los fusiles de asalto. Además las piezas móviles del arma están diseñadas para amortiguar el retroceso. El desmontaje básico de mantenimiento del arma se puede realizar en menos de 10 segundos sin el uso de herramientas, separando el arma en cuatro grupos: cañón y sistema óptico de apoyo a la puntería, grupo de partes móviles, grupo de martillo y grupo de gatillo. El gatillo de dos etapas permite hacer fuego semiautomático cuando el selector está posicionado en modo automático.

FN P90 en manos de un miembro de la Guardia Nacional Chipriota durante un desfile en Larnaca.
FN Herstal fabrica una bolsa protectora del cargador con un tapón antipolvo plástico que cubre la abertura del compartimiento para guardar cartuchos. Contrariamente a la creencia popular, el cargador de la P90 no es propenso al encasquillamiento.
El cartucho SS190 de 5.7 x 28 mm tiene capacidades más altas de penetración que cartuchos con similar retroceso, y puede penetrar el blindaje normativo de las tropas del extinto Pacto de Varsovia (una capa de titanio y varias capas de kevlar) como se especificaba en el documento de la OTAN. Su capacidad de penetración es inferior a la mayoría de los cartuchos de fusil de asalto, pero es mejor que los cartuchos existentes de pistola, tales como .45 ACP, .40 S&W o 9 x 19 mm Parabellum. Se considera que es capaz de perforar cascos y chalecos antibala hasta una distancia de 100 m, la mitad que la munición de fusil de asalto, pero más que suficiente dentro del ámbito de uso habitual del arma. La FN ha diseñado una variante de la munición en que la bala, tras atravesar un blanco duro, se desestabiliza, girando y perdiendo toda capacidad de perforación. Esta característica resulta muy útil en situaciones como asaltos de la policía, especialmente con civiles o rehenes cerca, pues se evitan las balas perdidas capaces de causar víctimas inocentes tras atravesar paredes, cuerpos de blancos, etc.

Munición de 5.7 x 28 mm (SS190). De izq. a der.: SS195LF, SS196SR, y SS197SR. Un mechero Zippo está a la derecha para comparar la escala.
Su rendimiento es similar al cartucho de 4.6 × 30 mm utilizado en el subfusil Heckler & Koch MP7. Sin embargo, ambos cartuchos han sido muy controvertidos. Algunos expertos son escépticos acerca de su poder de detención contra blancos sin ningún tipo de blindaje. Sin mucha experiencia en combate real, los efectos de la P90 y su munición son aún indeterminados, por lo que el SAS y los U.S. Navy SEAL prefieren continuar usando sus tradicionales subfusiles de 9 mm.

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